¿Y si hablamos de emociones en el trabajo?
- Silvanna Arévalo
- 24 feb
- 3 Min. de lectura
Qué pensarías si te dijera que una investigación del Workforce Institute de UKG en 2023 encontró que el 69% de trabajadores, encuestados alrededor del mundo para este estudio, consideran que sus jefes tienen tanto impacto en su salud mental como un cónyuge, y que incluso consideran que puede llegar a tener el mismo impacto que su médico (51%) o su terapeuta (41%).
Estas cifras me dejaron una gran inquietud sobre el impacto que podemos tener aquellos con la responsabilidad de guiar y liderar personas y equipos. Y me despertó la pregunta sobre si los líderes somos conscientes de la influencia que tienen su presencia y su palabra en los entornos de trabajo que crean.
Tal vez no somos del todo conscientes de la emocionalidad que podemos generar en nuestros equipos de trabajo. Y ello puede deberse a las dinámicas en las organizaciones, que giran en torno al logro de objetivos y de rendimiento, es decir estamos enfocados en lograr (el conocidísimo QUÉ) y ello no nos permite reflexionar sobre el CÓMO lo estamos logrando.
Continuando con el asunto de la emocionalidad, es preciso mencionar que las emociones son inherentes a la experiencia humana. Es decir, no es posible no estar en algún estado emocional, siendo así el estado emocional en que nos encontramos un importante condicionalmente de nuestras acciones y pensamientos, sin perder de vista además el impacto de los y las líderes sobre el mismo.
¿Te has preguntado alguna vez sobre el estado emocional en que te encuentras a lo largo del día?
Mi intuición y experiencia me hace llegar a la conclusión que no solemos hablar de emociones en el ámbito organizacional. Solemos hablar de desempeño y condiciones para impulsar un mejor rendimiento en las personas y los equipos; hablamos de motivación, bienestar, incluso hablamos sobre el estrés laboral y sus consecuencias tales como la ansiedad o burn out. Hablamos también de gestión de riesgos y muchos otros temas más, pero difícilmente hablamos de emociones o emocionalidad. Los logros son premisa fundamental para premiar o castigar a los líderes en la organización.
Por muchos años se ha dividido el espectro emocional en positivo y negativo, es decir se considera que hay emociones negativas y positivas, y tal vez ahí está el meollo del asunto. En términos prácticos todas las emociones no son intrínsecamente negativas o positivas, no son buenas o malas, son simplemente emociones que nos traen información muchas veces valiosa para poder gestionar nuestra respuesta al entorno.
Por ejemplo, el exceso de optimismo (emoción considerada como positiva) puede llevarnos a omitir información relevante de amenazas del entorno o simplemente no considerarla para prepararnos; por su lado un exceso de miedo (considerada como negativa) puede llevarnos a la inacción y a la parálisis. Tanto el optimismo como el miedo son emociones valiosas que tienen un propósito, por un lado, el animarnos y por otro a ser más cautelosos, el problema radica en no reconocer su influencia.
El fenómeno emocional puede vivirse y considerarse como un tema privado, es posible que hablar de ello nos haga sentir vulnerables ante los demás, y mucho más si ocupamos puestos de jerarquía. Mi hipótesis es que nos hace sentir vulnerables e incómodos porque no estamos del todo familiarizados con nuestro lado emocional, y una prueba de ello es que a muchas personas no les es posible identificar y nombrar más allá de 8 ó 10 emociones. No es posible accionar sobre algo que no reconocemos.
Silvanna Arévalo Ventocilla
Psicóloga, coach, gestora de recursos humanos y docente universitaria
Referencias:
The Workforce Institute at UKG. (2023). Mental Health at Work: Managers and Money: https://www.ukg.com/resources/white-paper/mental-health-work-managers-and-money
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